7.5.07

Los rios del tiempo*

Atenco quemaba las manos. Era un erizo que, por donde lo tomaras, lastimaba y obligaba a definiciones y consecuencias (dos palabras que no existen en el vocabulario de la clase política moderna y, más recientemente, tampoco en el de la intelectualidad progresista).
Delegado Zero
* Que no pasen en vano